Dentro de la técnica y práctica del dibujo, el paisaje ocupa un lugar importante como motivo de apunte. El proceso del apunte es a menudo espontaneo, pudiéndose realizar en cualquier situación.
El motivo del apunte en el paisaje se puede buscar casi improvisadamente, por lo que el aficionado siempre debe llevar consigo una peque fía libreta y un lápiz para poder tomar cualquier nota.
El modelo y el apunte
Se puede tener una referencia paisajista a partir de cualquier modelo pero siempre es conveniente que este posea unas características interesantes de cara a la valoración de grises y al propio trabajo de dibujo.
Las características que debe tener el modelo han de abarcar la posibilidad de juegos de contrastes, de forma que se pueda producir en el dibujo un dinamismo entre los claros y los oscuros de los diferentes volúmenes. Previamente al trabajo de dibujo en sí, conviene plantear un rápido esquema de las masas principales a fin de tener, aparte de la referencia real, una ayuda grafica que facilite el trabajo de valoración.
Aplicación del grasado en las masas
Habiendo observado el modelo y tras realizar algún bosquejo previo, se puede comenzar a plantear directamente el grasado de las principales masas, haciendo uso del grafito con todas sus posibilidades regulando la presión de la barra inclinada. Mediante un trazado vertical, rellenando de esta forma los volúmenes de grises y afiadiendo sobre estos una valoración que se forma por la superposición de un trazado sobre otro.
El grafito permite una suave transición del gris al negro, dependiendo esto en gran parte del grano que tenga el papel. Si el papel posee poco grano, los grasados serán suaves, aunque la aplicación del gris será más delicada; por otro lado si el papel presenta una textura media, se permitirá una mejor valoración de los grasados en cuanto a la integración de estos en el papel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario