El humanismo desanclo durante el Renacimiento un interés por parte de los intelectuales hacia las ciencias y las artes, hasta el punto de desarrollarse un ambiente en el que prácticamente arte y ciencia llegaron a ser disociables. El máximo representante de esta corriente intelectual! y artística fue Leonardo da Vinci (1452-1519). Su legado constituye un pozo inconmensurable de ingenio, sensibilidad y rigor científico.
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