A través de la línea es posible el estudio y representación del rostro así como la creación de retratos. El dibujo es el medio que permite sintetizar las formas de la manera mas aproximada a la realidad, y solo a partir de una buena esquematización tanto de los rasgos como del contexto general del rostro se puede llegar a conseguir dibujar una expresión del rostro natural y viva. Se deben conocer los diversos músculos de la cara para conformar sobre el papel un rostro con una expresión determinada.
Anatomía del rostro
De la misma forma que, para concretar la anatomía del cuerpo a través del dibujo, es necesario conocer y comprender la situación de los músculos y de la estructura ósea, para la representación de las expresiones del rostro, se debe conocer tanto la estructura del cráneo como la situación y el volumen de los músculos faciales.
Es importante recurrir al estudio anatómico de la cabeza, partiendo del análisis del esqueleto para comprender el volumen de las diferentes formas. La mandíbula tiene una importancia fundamental en el reconocimiento de los gestos de la cara, ya que indica en parte la inclinación de la cabeza y es la base de tensión de los músculos faciales.
Los mayores músculos que rigen la gesticulación facial son el masetero, el frontal y los orbiculares de los ojos y de los labios pero otros músculos de menor matato ejercen una importante labor en la contracción de la nariz o en la realización de la sonrisa; estos son el superciliar (cejas), el elevador del labio superior, los músculos cigomáticos mayor y menor, el buccinador y el risorio (encargados de los movimientos de la boca), el triangular de los labios y la borla del mentón.
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